miércoles, 6 de mayo de 2015

El temperamento de nuestros hijos. ¿Realmente les conocemos?



Dentro de la psicología infantil hay bastantes aportaciones e investigaciones importantes para su desarrollo. Una de las que siempre tengo en cuenta cuando hablo con los padres de algún paciente, es la llevada a cabo por la Doctora Stella Chess, profesora de psiquiatría infantil en el centro médico de la Universidad de Nueva York, junto con su esposo Alexander Thomas, en 1986. Ambos estudiaron el "temperamento biológico natural". La revelación principal de sus trabajos puso de manifiesto que las características temperamentales representan los rasgos heredados y que son el núcleo de la personalidad y juegan un papel sustancial en el desarrollo futuro.

El temperamento sería la parte de la personalidad que muestra la tendencia “primaria”, es decir espontánea y natural a reaccionar con un cierto estilo o manera, mientras que el carácter, al ser una tendencia “secundaria” es adquirido e influido por el ambiente y con éste por la educación. Esto significa que el carácter puede adquirirse, modificarse y perderse. Sin embargo, el temperamento es bastante estable desde el nacimiento y a lo largo de todo el ciclo vital.

La aportación más importante de Chess y Thomas, fue el hecho de introducir el concepto del niño como persona activa. Contrastaron con modelos que tradicionalmente consideraban al niño como receptor pasivo de influencias externas, o de modelos causales de tipo unilineal y unidireccional. Esto es tan crucial, que como la propia Doctora Ches dijo, "Si no se toma en cuenta el temperamento del niño, el maestro, el psicólogo y hasta los padres, pueden cometer equivocación en su crianza". Porque lo que vale para un niño puede no valer para otro. Así que habrá que tratarles de forma distinta u en función de sus tendencias temperamentales. Por eso, para educar bien a nuestro hijo debemos conocer su forma de ser.

Desde el nacimiento, los bebés empiezan a mostrar rasgos y conductas únicas y estables que finalmente conducen a su desarrollo como individuos distintos y especiales. Si somos capaces de respetarlas y acompañar a cada niño y niña en su proceso evitaremos muchos problemas, en gran parte derivados de forzar a los niños a ser aquello que no son. Si esas tendencias se reprimen demasiado, el resultado será mucha tensión en el niño que generará síntoma. Es importante buscar algún espacio para darles salida, e incorporar rutinas en su vida cotidiana que las favorezcan.

A continuación veremos los 9 rasgos o dimensiones primarias que encontraron.

1.- Nivel de actividad.

Tiene que ver con el componente corporal presente en el funcionamiento del niño y la proporción de períodos de actividad e inactividad.

Niños hiperactivos: tienen necesidad de liberar la tensión, Hay que fomentar actividades de movimiento. Es bueno, por ejemplo darles un tiempo de actividad antes de los deberes o ante situaciones que requieren más quietud.
Niños hipoactivos: tienen necesidad de momentos de calma y tranquilidad para energetizarse. Proporcionarles  momentos de relajación, respiración…

2.- Regularidad (ritmicidad).

Tienen que ver con la necesidad de una estructura y unos horarios pautados.

Niños rítmicos: tienen la necesidad de unas rutinas bien establecidas para encontrar el equilibrio.
Niños arítmicos: tienen necesidad de tener un margen de movimiento, de flexibilidad en su rutina. Demasiada rigidez les agobia.

3.- Acercamiento o retraimiento.

Tienen que ver con la necesidad de contacto. Con aceptar personas y situaciones nuevas.

Niños de contacto próximo: necesitan tocar para sentir. Pueden resultar invasivos. Intentar darles la proximidad afectiva en casa, para que no la busquen en exceso fuera. Crear momentos de contacto en familia, cosquillas, masajes…
Niños de contacto lejano: se sienten más cómodos a cierta distancia. Tardan en hacer amigos y coger confianza. Conviene prepararlos y darles su tiempo. Proporcionarles confianza para hablar de sus miedos.

4.- Adaptabilidad

Tiene que ver con la facilidad o rapidez con que se adaptan a los cambios y a lo nuevo.

Niños hipoadaptables: les cuestan los cambios. Pueden llegar a mantener situaciones negativas o que les perjudican por miedo a los cambios. Incorporar de vez en cuando novedades para que se vaya flexibilizando.
Niños hiperadaptables: se sienten cómodos fuera de la rutina. Se adaptan sin quejarse. Que vaya aprendiendo a pedir.

5.- Sensibilidad sensorial.

Tiene que ver con la estimulación necesaria para provocar una reacción o respuesta.

Niños hipoestimulables: necesitan poco estímulo para reaccionar, son muy sensibles reaccionan con fuerza a las variaciones. Detectan cualquier variación o cambio. Lo bueno es muy bueno y lo malo es muy malo.
Niños hiperestimulables: necesitan mucha estimulación para movilizarlo, más abstraídos. Sacadles de la inactividad poco a poco.

6.- Intensidad de respuesta.

Tiene que ver con el nivel de energía de la respuesta sin distinción de la cualidad.

Niños de respuesta notoria: muestran una gran energía y son muy exagerados en sus respuestas.
Niños de respuesta NO notoria: hay que saber apreciar los matices sutiles de sus respuestas. Si no arman no protestan, puede que no reciban la atención que merecen y sus necesidades no satisfechas.

7.- La Calidad del Humor.

Tiene que ver con la predominancia de la alegría, la seriedad y el enfado.

Niños alegres: risueños. Conviene estar alerta para ver cuándo tras sus sonrisas hay alguna frustración o malestar, ya que no lo expresan tan fácilmente como los malhumorados.
Niños mal humorados: con tendencia al enfado hay que tener cuidado para no culparles ni culparnos en exceso (salvo que ese mal humor responda a alguna causa ambiental que esté afectando a su vida).
Niños serios: a los serios hay que hacerles sentir que los queremos y valoramos como son, que nos parecen encantadores sin que necesiten hacer monerías todo el rato.

8.- Distractibilidad.

Tiene que ver con la efectividad de los estímulos ambientales extraños en interferir o alterar la dirección de una conducta en curso o en desarrollo.
Niños distraídos: la capacidad de distraerse de muchos niños lleva a pensar que es hiperactivo. Conviene mantener a su alrededor un ambiente tranquilo, bajo en estímulos.
Niños focalizados: pueden ser más testarudos y oposicionistas y más autónomos.

9.- La atención y persistencia.

Tiene que ver con  la cantidad de tiempo que el niño dedica a una actividad y el efecto de la distracción sobre esa actividad.
Niños inestables: necesitan que les acompañemos en sus juegos, les hablemos sobre ellos y les animemos a persistir.
Niños persistentes: tienen más autonomía para pasar ratos entreteniéndose solos.

La combinación de estas nueve características da lugar a tres tipos de niños:

– Bebés fáciles (40%) tienen una disposición positiva. Sus funciones corporales operan de manera regular y son adaptables. Por lo general son positivos, muestran curiosidad acerca de nuevas situaciones, y sus emociones son de intensidad moderada o baja.

– Bebés difíciles (10%) tienen estados de ánimos más negativos y son lentos para adaptarse a las nuevas situaciones. Cuando enfrentan una nueva situación tienden a retraerse.

– Bebés lentos de animar (15%) son inactivos, mostrando reacciones relativamente calmadas a su ambiente. Sus estados de ánimos por lo general son negativos y se alejan de las nuevas situaciones, adaptándose lentamente.

El 35% restante son niños que no encajan con estos tres tipos, la mayoría suelen ser una mezcla de estos tres.
La tipología del niño afecta a su relación con los demás, por tanto podemos decir que el niño determina la relación socio-afectiva que tiene con los de su entorno. Aunque lo más habitual es que sea un híbrido entre el niño y la madre, de tal forma que uno se adapte al otro y al revés.
Pueden aparecer problemas de conducta si no conocemos las tendencias de nuestros niños. No sabemos respetar sus tiempos y no somos capaces de sincronizar e interaccionar nuestra conducta y exigencias con la de los niños.



Sabiendo esto te pregunto, ¿cómo es tu hijo?, ¿los conflictos que te surgen tienen que ver con la falta de sincronía con sus tendencias?, ¿qué puedes hacer para mejorar esto?